Corría el minuto 74 cuando Alejandro Viedma volvió a pisar el césped. El centrocampista jiennense del Recreativo de Huelva regresaba a la competición tras varios meses de ausencia por lesión, entrando en la recta final del partido ante el Atlético Malagueño. Su aparición sirvió para cerrar la victoria del Decano y, sobre todo, para poner fin a un largo periodo de esfuerzo, paciencia y superación personal.
Aunque los últimos minutos estuvieron marcados por cierta tensión en las gradas del Nuevo Colombino, la mejor noticia del encuentro no llegó desde el marcador, sino desde el corazón: el regreso de un jugador muy querido que por fin vuelve a disfrutar del fútbol.
Tras el partido, Viedma compartió en sus redes sociales un mensaje lleno de emoción. “Después de meses duros, de trabajo, sacrificio y paciencia… hoy puedo decir que he vuelto”, escribía. “Muy feliz por debutar oficialmente con la camiseta del Recreativo de Huelva, algo que soñaba desde el primer día que llegué. Y hacerlo con victoria, lo hace aún más especial. Gracias a mi familia, compañeros, cuerpo técnico y afición. Vuestro apoyo ha sido clave. Esto no es el final, es solo el comienzo”, concluía el jugador.
Para un futbolista, una lesión no solo supone un parón físico, sino también una prueba emocional y mental. Es un viaje de resistencia, de fe y de amor por el juego. Cada sesión de recuperación se convierte en un paso hacia adelante, y cuando llega el día de volver, cada toque al balón tiene un sabor distinto. Ese fue el sentimiento que invadió a Viedma al volver a competir, y también el de un recreativismo que celebró su regreso como una victoria más.

